Estos dulces que servían de puente entre un plato y otro no contaban con una gran variedad y se componían, sobre todo, de frutas y panes con levadura y miel. A día de hoy, la costumbre de tomar de postre una pieza de fruta tras la comida se mantiene, mientras que el pan con levadura y miel lo hace a su manera, evolucionando hasta dar lugar al panettone.
Tomar el postre es una costumbre arraigada desde la Antigua Roma, donde se servían frutas y panes con levadura y miel entre platos salados. En las copiosas comidas romanas, era habitual comer dulces cuando se cambiaba de un plato salado al siguiente. Esta costumbre ha llegado a nuestros días reduciéndose a un único plato dulce en cada comida, denominado por los romanos como 'secundae mesae' y postre por nosotros.
A pesar de que los romanos hayan llegado a nuestros días como los responsables de que culminemos las comidas con la tradición de tomar postre, parece ser que el postre más antiguo que disfrutamos hoy en día tiene su origen mucho antes de este imperio.
El postre más antiguo registrado es la tarta de queso, cuyo origen se sitúa en la Antigua Grecia, en el año 776 a.C. Según la historia, los atletas que acudieron a los primeros Juegos Olímpicos habrían sido los afortunados en conocer, en primicia, este exitoso postre, como parte de un menú degustación del evento. Esto hace pensar que, quizás, la tarta de queso no surgiera como un postre.
Tarta de queso tradicional. Fuente: La Vanguardia
Hoy en día, la tarta de queso ha evolucionado con múltiples versiones en diferentes países, como la italiana con mascarpone y miel, la alemana con queso cottage y una base de masa fresca en lugar de galleta, y la japonesa "Fuwa-Fuwa", más parecida a un bizcocho esponjoso.
Los postres son una parte fundamental de la gastronomía y pueden clasificarse de diversas maneras según sus ingredientes y métodos de preparación.